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Bookshake – Esencialismo

Originalmente el libro que iba a reseñar es el de Effortless, sin embargo, caí en la cuenta que si bien había leído el libro de Esencialismo hace ya varios años, no lo había vuelto a consultar, de modo que, pensé que antes de leer el libro de Effortless necesitaba darle una nueva leída al libro que le precedía.

Honestamente fue la mejor decisión que tomé y me hizo reflexionar mucho sobre el mundo tan demandante que estamos viviendo versus el mundo (al menos el que me tocó vivir) de hace 10 años.

Comencemos hablando un poco del autor. Greg Mckeown es una persona que ha dedicado su carrera a descubrir por qué algunas personas y equipos pasan al siguiente nivel y otros no. Este libro está calificado por Goodread como el libro de liderazgo y éxito número uno para leer en la vida.

Desde mi punto de vista, Mckeown tiene el súper poder de traducir lo complejo a palabras sencillas que todo mundo podemos entender, su forma de escribir es muy simple y cercana, como si estuvieras en una charla con un amigo y eso hace que sus libros se puedan leer a gran velocidad. Les compartimos el análisis que hicimos en el podcast BookShake:

Y también pueden continuar leyendo el profundo análisis del libro:

Estructura del libro

El libro está dividido en 4 partes que son una especie de viaje para lograr convertirse en un verdadero esencialista, el libro combina, conceptos, ejemplos, tablas comparativas e incluso tips y acciones que podemos ejecutar para lograr el máximo de resultados con el mínimo de esfuerzo.

Introducción – El esencialista

Como todo buen libro, este comienza con explicar qué significa ser un esencialista y por qué deberíamos serlo. La forma en la que el autor nos explica el concepto es a través de una historia. Un ejecutivo talentoso que por distintos motivos comienza a involucrarse en diferentes tareas y obligaciones profesionales porque es incapaz de decir que “no”, hasta que un día por fortuna su mentor le ofrece a sus 50 años una jubilación anticipada, sin embargo, el ejecutivo no tenía la intención de retirarse por lo que rechazó la oferta, el mentor le concedió la oportunidad de quedarse con una condición: “Quédate pero haz sólo lo que haría un asesor y no se lo digas a nadie”.

Y ahí es donde comenzó su verdadero cambio, antes de esto el ejecutivo era el típico profesional que decía “sí” a todo por miedo a decir que no, a perecer irresponsable, desobligado o poco interesado, sin embargo, con este cambio comenzó a aplicar la siguiente pregunta antes de aceptar un proyecto. “¿En realidad puedo aceptar esta solicitud considerando el tiempo y los recursos que dispongo?” Si la respuesta era no, entonces no aceptaba. Al inicio ocurrió lo esperado, algunas personas tomaban el no como una respuesta decepcionante, sin embargo, poco a poco tuvo más tiempo para pensar y resolver problemas realmente importantes y lo más importante es que logró obtener libertad creativa.

Aquí haré una pausa para citar una frase crucial de este capítulo: 

“Sólo cuando te das permiso de dejar de hacerlo todo, de dejar de decirles que sí a todos, puedes hacer tu mayor contribución a las cosas que realmente importan.

¿Qué hay de ti? ¿Cuántas veces has lamentado haberte comprometido con algo y te has preguntado: “¿Por qué dije que sí a esto?” ¿Qué tan a menudo dices que sí sólo para complacer? ¿O para evitar problemas? ¿O simplemente porque decir sí se ha convertido en tu respuesta por default?

Ahora, déjame preguntarte lo siguiente: ¿alguna vez te has encontrado rebasado al límite? ¿Alguna vez te has sentido al mismo tiempo excedido de trabajo y subutilizado? ¿Alguna vez te has encontrado dedicado a actividades menores? ¿Alguna vez te has sentido ocupado sin ser productivo?”

Si has respondido que sí al menos a una de las preguntas anteriores, bienvenido al mundo de los “no esencialistas”. En tanto, el esencialismo consiste en hacer pausas constante y conscientemente para preguntarte: “¿Estoy invirtiendo de la manera más inteligente posible mi tiempo y energía para dar mi mayor contribución al hacer solo lo que es esencial?”

La diferencia entre hacerlo o no, se puede ver claro en el siguiente esquema:

Recuperada del libro: Esencialismo

​​En ambas imágenes se ejerce la misma cantidad de esfuerzo. En la imagen de la izquierda, la energía está dividida en muchas actividades diferentes. El resultado es que tenemos la experiencia insatisfactoria de hacer un milímetro de progreso en un millón de direcciones. En la imagen de la derecha, la energía se invierte en menos actividades. El resultado es que, al invertir en menos cosas, tenemos la experiencia satisfactoria de hacer progresos significativos en las cosas que más importan.

Aquí me voy a permitir ejemplificar esto con algo que nos acaba de pasar. Nos anunciaron por correo electrónico que habíamos sido seleccionados para que Domestika nos produjera un curso, para quienes no estén familiarizados con Domestika, es una escuela de cursos en línea, la más importante en habla hispana, con un nivel de producción increíble, varios colegas están ahí, y casi todo los creativos más destacados ya tienen un curso ahí o aspiran a algún día tenerlo. Te doy todo este contexto porque con ello parecería que lo más obvio era aceptar y hacer el curso para la plataforma que según nos contaron cuenta con más de seis millones de estudiantes. Sin embargo, nos tomamos tiempo para pensar y preguntarnos si realmente esto era esencial para nuestras carreras y sobre todo para nuestros planes y descubrimos que no era así, que el máximo valor que aportábamos era creando nuestros propios proyectos, nuestros propios cursos, a nuestro ritmo y con nuestras reglas así que hablamos con el equipo de Domestika y les dijimos en síntesis que muchas gracias pero no.

Para el equipo de Domestika nuestra negativa fue algo totalmente disruptivo, como si hasta ese momento nadie les hubiera dicho que «no», nos cuestionaron sobre si sabíamos “todo lo que tuvo que pasar al interior para haber sido considerados” como si fuera una especie de premio que estábamos rechazando. Expusimos la admiración que teníamos del trabajo de Domestika pero al mismo tiempo expusimos la razón por la cual no aceptaríamos que era principalmente porque desde nuestra perspectiva aportaríamos la mayor contribución haciéndolo a nuestro modo y a nuestro ritmo.

El equipo de Domestika quedó sorprendido y al inicio un poco decepcionado, sin embargo, en una segunda reunión mostraron el respeto que nos tenían y las puertas quedaron abiertas, es decir, al final todo terminó bien.

Esta historia no te la cuento para vanagloriarme de haber rechazado a Domestika sino para ejemplificar que muchas veces nos dejamos seducir por el presente, pero no pensamos en el futuro, en el tiempo que ese proyecto o ese algo te va a demandar, tiempo que no vas a poder recuperar y quizás no sea tan fructífero como apostar por ti.

Para profundizar más al respecto, comparto contigo la siguiente tabla que está en el libro:

Recuperada del libro: Esencialismo

Al final del día, el mayor aprendizaje que he tenido como emprendedora es:

“Si tú no estableces las prioridades de tu vida, alguien más lo hará”

Evidentemente hacerlo no es sencillo, sobre todo, en una sociedad en donde se nos castiga por decir que no y se nos premia por decir que sí.

El “no” siempre es visto como un momento incómodo por el que casi nadie quiere atravesar contrario al “sí” que siempre es celebrado o reconocido, sin embargo esto es considerado por el autor como la paradoja del éxito, misma que explico a continuación:

  • FASE 1: Cuando realmente tenemos claridad en nuestro propósito, podemos tener éxito en nuestra tarea.
  • FASE 2: Cuando tenemos éxito, obtenemos la reputación de ser alguien a quien los demás acuden. Nos convertimos en “el buen [di tu nombre]”, que siempre está ahí cuando lo necesitas, lo cual hace que se nos presenten cada vez más opciones y oportunidades.
  • FASE 3: Cuando tenemos cada vez más opciones y oportunidades, lo cual de hecho representa una exigencia sobre nuestro tiempo y sobre nuestras energías, se diluyen nuestros esfuerzos. Nos dispersamos cada vez más.
  • FASE 4: Nos distraemos de lo que sería nuestro nivel de contribución más alto. El efecto de nuestro éxito consiste en consumir la claridad misma que produjo nuestro éxito en primer lugar.

En síntesis, la búsqueda del éxito pareciera ser el principal catalizador para alcanzar el fracaso, dicho de otro modo, el “éxito” muchas veces puede distraernos de las cosas esenciales que producen éxito en primer lugar.

Y sí ya sé que cada quien tiene una definición distinta del éxito pero siguiendo con la historia de Domestika para Blakcbot no es un símil de éxito aparecer en la plataforma, nosotros entendemos como éxito hacer lo que nos gusta y dedicarle tiempo a nuestros propios proyectos que son realmente los que nos dan felicidad, bienestar y prosperidad, de modo que, aunque a ojos de otras personas podríamos estar tomando una mala decisión, para nosotros no es esencial por lo tanto ¿por qué deberíamos dedicarle tiempo a eso?

Al final del día si hubiésemos aceptado la propuesta no hubiésemos tenido tiempo para lo realmente importante y lo que realmente significa para nosotros “tener éxito”.

Ahora bien, como lo mencioné anteriormente, decir que no, no es nada sencillo sobre todo por lo que dice el autor respecto a que vivimos en un mundo donde existen:

  • Demasiadas elecciones
  • Demasiada presión social
  • Demasiada popularización sobre la idea de que puedes tenerlo todo

Todo esto genera un caldo de cultivo ideal en donde se cocinan elementos para “dejar tu vida en el trabajo”, “estar disponible 24/7 en tu celular”, sacrificar los fines de semana con tal de “ser productivo”, etc.

Es por eso que el primer paso para convertirse en un esencialista es tener el valor de vivir una vida fieles a nosotros mismos, no la vida que otros esperan de nosotros. Así que en lugar de auto presionarnos para ir en un millón de direcciones, al eliminar lo no esencial podremos concentrarnos en lo que verdaderamente va a marcar trascendencia en nuestras vidas.

Vamos a un ejemplo sencillo, porque para ser esencialistas podemos iniciar de poco en poco. Piensa en tu clóset, ¿hace cuánto no sacas la ropa que ya no te pones o te pondrás? De acuerdo, entonces inicia por ahí, un no esencialista seguiría los siguientes pasos:

  1. EXPLORAR Y EVALUAR: En lugar de preguntar: “¿Me pondré esto alguna vez?”, debes hacer preguntas más disciplinadas, más estrictas: “¿Esto me encanta?”, “¿Me veo genial cuando me lo pongo?” y “¿Uso esto con frecuencia?” Si la respuesta es no, es un candidato para ser eliminado.
    En tu vida personal o profesional, el equivalente a preguntarte qué ropa te gusta es: “¿Esta actividad o este esfuerzo hará la mayor contribución posible hacia mis metas?” La parte uno de este libro te ayudará a descubrir cuáles son esas actividades.
  2. ELIMINAR: Supongamos que tienes la ropa dividida en los siguientes montones: “debo conservarlo” y “probablemente me debería deshacer de esto”. Sin embargo, ¿en realidad estás listo para empacar en una bolsa y deshacerte del montón que has etiquetado como “probablemente me debería deshacer de esto”? Si aún no estás en ese punto, haz la pregunta implacable: “Si no tuviera esto, ¿cuánto pagaría por comprarlo?” Por lo general, esto funciona.
  3. EJECUTAR: Si quieres que tu clóset se mantenga ordenado, necesitas rutinas habituales para organizarlo. Necesitas una bolsa grande de objetos que necesitas eliminar y un montón muy pequeño de cosas que quieres conservar. Necesitas agendar un momento para llevar las cosas.
    En otras palabras, una vez que has descubierto qué actividades y esfuerzos debes mantener (los que representan tu nivel de contribución más alto) requieres de un sistema para ejecutar tus intenciones con el menor esfuerzo posible. 
    En este ejemplo y a lo largo del libro me gusta como el autor inicia con la parte de explorar, ser esencialista no significa renunciar a todo, por el contrario, un esencialista se da la oportunidad de probar de todo, con la finalidad de evaluar de manera sistemática una amplia gama de opciones antes de comprometerse con ninguna,ya que sabe que al final va a terminar comprometiéndose en grande con una o dos, por lo que explorar le permite estar seguro de esa decisión.
Recuperada del libro: Esencialismo

Parte 1 – Define lo esencial

El autor nos dice que para comenzar en este proceso necesitamos iniciar por definir que es esencial para nosotros y para hacerlo nos propone tres pasos, mismos que exploraré a continuación.

Paso 1 – Elige

Algo que me impactó muchísimo es la reflexión del autor ante el concepto de elegir, el comenta que frecuentemente pensamos en elegir como si fuera una cosa. Pero una elección no es una cosa. Las cosas que elegimos lo son, pero una elección en realidad es una acción, por lo que no es algo que tenemos, sino algo que hacemos. Esto resulta liberador ya que puede que no siempre tengamos control sobre nuestras opciones pero siempre tendremos control sobre la manera en que elegimos entre ellas.

En síntesis, “la capacidad de elegir no es algo que alguien te pueda quitar, ni siquiera que puedas ceder… aunque es algo que puedes olvidar”

El tema crucial es que nos condicionan para olvidar nuestra capacidad de elegir y esto es algo que no solo menciona el autor sino que se ha estudiado a profundidad por autores como Martin Seligman y Steve Maier, quienes incluso acuñaron el término “indefensión aprendida” mientras trabajaban con pastores alemanes.

Término que no aplica solo en los perros sino en los seres humanos y por ende en las empresas y organizaciones, al olvidar que tenemos opciones terminamos pensando que “no nos queda de otra” que tenemos que ir a la junta, que tenemos que contestar el mail a media noche, que tenemos que seguir casados con la persona que nos lastima, etc.

Cuando olvidamos nuestra capacidad de elegir aprendemos a ser indefensos, por lo que un esencialista es aquella persona que es capaz de reconocer su poder de elección y lo utiliza porque en el fondo sabe que si le cede ese poder a otras personas serán ellas quienes terminen decidiendo por él.

Paso 2 – Distingue

Vivimos en una sociedad en donde se nos enseña que la única vía para lograr algo es el trabajo duro, si bien accionar es una parte importante no significa que entre más trabajes vas a producir más resultados, lo hemos mencionado en otros artículos, más no siempre es mejor.

Así que lo que toca hacer en este punto es darnos cuenta de que casi todo es irrelevante, deshacernos de la creencia de que todo es importante, por lo que tenemos que distinguir más para poder hacer menos.

Paso 3 – Haz concesiones

Prácticamente este punto se trata de elegir cuál es el problema que quiero tener. Aquí voy a compartirte una historia personal, en estos días me tocaba mi checkup de salud anual y con todo este tema de la pandemia la verdad estaba pensando en si ir o no a mi cita, pero pensé lo siguiente:

  • Escenario A: No voy a mi cita, me espero unos meses. Posible problema a resolver: Tener una enfermedad que no se detecte a tiempo y provoque algo más grande.
  • Escenario B: Ir a mi cita. Posible problema a resolver: Hacerme un espacio en la agenda, tener que seguir las indicaciones del médico, hacerme los estudios, esperar los resultados, obtener un diagnóstico.

En ambos escenarios al final del día tenía que hacerme cargo de ciertas tareas, el tema siempre es, cuáles son las tareas que sí quieres resolver.

Es fácil ver por qué es tan tentador negar la realidad de las concesiones. Después de todo, por definición, una concesión implica dos cosas. ¿Quieres más dinero o más vacaciones? ¿Quieres terminar el siguiente correo electrónico o llegar a tiempo a tu junta? ¿Quieres que se haga más rápido o mejor? Obviamente, cuando tenemos que elegir la respuesta que preferimos es decir que sí a las dos cosas. Pero, por mucho que queramos, no podemos tener todo.

Un no esencialista, al tener que hacer una concesión, se pregunta: “¿Cómo puedo hacer las dos cosas?” Los esencialistas hacen una pregunta más difícil, pero al final más liberadora: “¿Qué problema quiero?” Un esencialista hace concesiones de manera deliberada. Actúa por sí mismo. Como sostuvo el economista Thomas Sowell:

“No existen soluciones. Sólo existen concesiones.”

Parte 2 – Explora

Esta parte del libro resulta muy liberadora porque te pones a reflexionar sobre todo aquello que es esencial y no te estás permitiendo hacer.

Para poder explorar el autor nos propone cinco pasos que explicaré a continuación:

Paso 1 – Escápate

Para poder distinguir las pocas cosas esenciales de las muchas triviales, necesitamos espacio para escapar. Por desgracia, en nuestra época, en la que el tiempo nunca es suficiente, no obtenemos ese espacio por default, sólo con planeación. 

Al respecto, el otro día en mis redes sociales puse la siguiente pregunta:

¿Cuánto tiempo de tu vida lo disponen otras personas?

Lo hice con la intención de obtener algunos datos al respecto y me sorprendí porque la mayoría de las personas o no habían pensado en ello o se dieron cuenta que más de el 90% de su tiempo lo disponían otros.

Mi pregunta ahora es para ti. ¿Cuánto tiempo de tu vida dedicas a no hacer nada? No sé qué te provoque pero al menos a mí me costó mucho entender que “no hacer nada” es esencial, incluso más que estar haciéndole al multitasking, ¿por qué? Simplemente porque al no hacer nada estás escapando de las presiones y esa despresurización resulta muy valiosa porque te permite conectar y reconectar contigo, con el contexto y con diferentes perspectivas.

El tema es que por un lado no sabemos “no hacer nada” y por otro no nos damos el tiempo.

Sin embargo, si analizamos la historia de los grandes inventos y descubrimientos, algo que tienen en común es que las personas que los llevaron a cabo tuvieron mucho tiempo para pensar. Por ejemplo cuando a Issac Newton le preguntaron cómo había descubierto la ley de gravitación universal el contestó: “Al pensar en ella constantemente”.

Aquí quiero hacer una pausa y contarte otra historia profesional, recientemente Blackbot se convirtió en una compañía que trabaja solo de lunes a jueves y si bien fue un proceso largo para llegar hasta aquí, el viernes es un día que está designado a no hacer nada y retomar algunos hobbies como dibujar, pintar, escuchar música, platicar pero sobre todo, pensar. Este último punto y el más importante nos ha redituado muchísimo más que las “horas extenuantes” de trabajo a las que estábamos acostumbrados.

Un tip para poder comenzar a darte estos espacios (que en esencia te pertenecen) es que programes en tu agenda “tiempo para no hacer nada”, puedes comenzar con un día a la semana y luego ir conquistando tu agenda con más de estos espacios.

Al final del día, como dice el autor:

“Cuanto más rápida y más llena de ocupaciones sea nuestra vida, más necesitamos incluir tiempo para pensar en nuestra agenda. Y cuanto más ruidosa sea nuestra vida, más necesitamos espacios tranquilos de reflexión en los que podamos enfocarnos de verdad.”

Paso 2 – Mira

Este capítulo está lleno de consejos prácticos que te permiten poner tu atención para ver lo que realmente importa, a continuación encontrarás dichos consejos con una breve reflexión mía:

  1. El panorama completo. A veces cuando te obsesionas en una sola cosa pierdes la fotografía panorámica.
  2. Filtra la información en busca de lo fascinante. No te va a dar tiempo de leer, ver o hacer todo, selecciona sabiamente y aprende a escanear y escrutinar.
  3. Lleva un diario. Este es uno de mis puntos favoritos, llevar un diario te permite analizar lo que estás haciendo mal pero sobre todo aquello que realmente no importa.
  4. Sal a explorar. Dado el contexto actual es difícil pero al menos intenta “salir” de manera figurativa, haciendo cosas que no estén dentro de tu rutina.
  5. Mantén los ojos abiertos en busca de detalles. A esto yo le llamo abrir el radar para cazar señales emergentes que nos puedan anticipar sobre los posibles escenarios futuros.
  6. Aclara la cuestión. Sé claro contigo mismo, ¿qué es lo que realmente quieres lograr?

Paso 3 – Juega

El libro toca un tema del que hemos hablado mucho en BlackSchool y que por supuesto proviene de pensadores como Sir Ken Robinson, las escuelas se encargaron de matar nuestra creatividad y sobre todo, de matar a nuestro niño interior.

Pues bien, en este capítulo Mckeown nos invita a volver a esa sabiduría. Nos cuenta por ejemplo, los resultados de los estudios de Stuart Brown, fundador del Instituto Nacional del Juego quien concluye que “El juego produce plasticidad, adaptabilidad y creatividad en el cerebro. Nada enciende el cerebro como el juego.”

La buena noticia para todos es que de todas las especies, los seres humanos somos los mejores jugadores. Estamos hecho para jugar y nos formamos a través del juego, por eso es muy importante siempre tener un espacio de juego, donde puedas tocar materiales, poner a prueba tus habilidades, despertar tus sentidos. Sé que piensas que esto podría resultar en una pérdida de tiempo pero te tengo noticias, pocas cosas son esenciales y el juego es una de ellas.

Paso 4 – Duerme

Este es uno de los capítulos que más me cambió en los últimos días, debo confesar que hasta hace poco yo no pensaba que el dormir fuera algo útil, de hecho, podía pasar semanas durmiendo 4 o 5 horas al día y la verdad dormir se me hacía algo para “gente floja”.

Hoy en día me doy cuenta de lo equivocada que estaba, sobre todo, por mi trabajo y desempeño profesional, en sentido estricto me pagan por pensar por lo que mi mente es mi activo más importante y la única forma de protegerla y regenerarla es durmiendo.

De esto se trata este capítulo, de comprender que el activo más valioso que tenemos para hacer una contribución al mundo es nosotros mismos. Si no invertimos lo suficiente en nosotros mismos (mentes, cuerpos y espíritus), dañamos la herramienta misma que necesitamos para hacer nuestra mayor contribución. 

De hecho el libro me retó con la siguiente frase:

“Si crees que eres tan duro que puedes hacerlo todo, te propongo un desafío: Si en realidad quieres hacer algo duro, rechaza una oportunidad para poder tomar una siesta.”

El camino del no esencialismo es considerar que el sueño es una carga más en nuestra vida ya de por sí demasiado ajetreada, comprometida, ocupada y no siempre productiva. En cambio, los esencialistas ven el sueño como algo necesario para poder funcionar en niveles altos de contribución la mayor parte del tiempo. Por esta razón, de manera sistemática y deliberada, incluyen en sus agendas el tiempo necesario para dormir con el fin de poder hacer más, lograr más y explorar más. Al “proteger tus activos”, serás capaz de seguir tu vida cotidiana con una reserva de energía, creatividad y capacidad para resolver problemas… a diferencia de los no esencialistas, quienes nunca saben cuándo y en dónde se verán secuestrados por su propio cansancio.

Así que reflexiona, quizás tu gusto excesivo por el café no es del todo saludable, quizás es solo el resultado de que te has venido vendiendo la idea en los últimos años de que amas el café para engañar a tu cerebro y evitar que se de cuenta que lo que realmente necesitas no es otra taza de café sino dormir.

Al igual que todo lo que se ha comentado hasta ahora en el libro, lo difícil es romper los estigmas bajo los cuales operamos, en el caso del sueño es muy común pensar que si duermes menos vas a lograr más, es decir, entre más tiempo pases despierto más productivo eres. Pero ya lo dijimos antes, más no siempre es mejor.

Dormir mejorará tu capacidad de explorar, de hacer conexiones y sobre todo de proteger tu capacidad de priorizar porque entre más descansado estés, más lúcido estarás para tomar mejores decisiones.

Paso 5 – Selecciona

Si aplicas esto en tu vida, te lo digo en serio, no solo serás más rentable, estarás más tranquilo. La regla del 90 por ciento, una regla que puedes aplicar en casi todos los problemas o dilemas. Cuando evalúes una opción, piensa en el criterio más importante que debe cumplir esa decisión y, luego, dale a la opción un puntaje entre cero y cien. Si la evaluaste en menos del 90 por ciento, entonces, de forma automática cambia el puntaje a cero y simplemente recházala. De esta manera, impides que te atrape la indecisión, o peor aún, evitas quedarte atorado con algo que tuvo un puntaje de sesenta o setenta. 

Quizás esta es una de las únicas lecciones (para mi fortuna) que me quedé la primera vez que leí el libro, no digo que sea sencillo pero es real y en ocasiones, tendrás que rechazar algo que aparentemente es una buena opción y tener fe en que la opción perfecta aparecerá pronto. A veces así será y a veces no, pero el punto es que el acto mismo de aplicar criterios selectivos te obliga a elegir la opción perfecta que vas a esperar, en lugar de dejar que otras personas, o el universo, elijan por ti. Como cualquier habilidad esencialista, te obliga a tomar decisiones con planeación, en lugar de hacerlo por default

Esto me dio el control total de mi vida, hago lo que quiero cuando quiero con quien quiero y ese estimado lector es uno de los más grandes placeres de la vida.

Por el contrario, cuando tus criterios de selección son demasiado amplios te verás envuelto en una serie de inmensos compromisos, mismos que te devolverán al punto cero de la frustración y el no esencialismo.

Recuperada del libro: Esencialismo

Un marco que te puede ayudar a llegar a este punto esencialista es el siguiente. En primer lugar, escribe en qué consiste la oportunidad. En segundo lugar, escribe una lista de los “tres criterios mínimos” que las opciones necesitan “aprobar” para que las tomes en cuenta. En tercer lugar, escribe una lista de tres “criterios extremos” o ideales que las opciones necesitan “aprobar” para que las tomes en cuenta. Por definición, si la oportunidad no pasa la primera serie de criterios, la respuesta es obviamente no. Pero, si no pasa dos de tres de tus criterios extremos, la respuesta, también, sigue siendo no.

Recuperada del libro: Esencialismo

Parte 3 – Elimina

Aquí viene la purga, es como el ejemplo del clóset pero aplicado a todos y cada unos de los puntos de tu vida, para ello el autor sugiere otros cinco pasos que abordaré a continuación.

Paso 1 – Aclara

En esta parte, el autor toca mucho el tema empresarial y pone de ejemplo las misiones de tres empresas, el reto que plantea es que unas cada una de las misiones con la empresa que le corresponde, evidenciando que podría cualquiera de las misiones pertenecer a cualquiera de las empresas. Lo que refleja de forma muy evidente es la falta de claridad.

Esta falta de claridad afecta de manera sistémica a todas las empresas, de modo que al no existir una total claridad, cada miembro de la compañía entiende o interpreta cosas diferentes, de acuerdo a la experiencia del autor, a partir de esta situación se desencadenan ciertos patrones entre los cuáles destacan:

  1. Jugar a la política. Prácticamente es quererse ganar la atención del jefe. El problema es que, cuando la gente no sabe cuál es el juego final, no tiene claridad sobre cómo ganar y, como resultado, crea su propio juego y sus propias reglas mientras rivaliza por el favor del jefe. En vez de enfocar su tiempo y sus energías en hacer el nivel de contribución más alto, ponen todo su esfuerzo en juegos como intentar lucir mejor que sus colegas.
    En nuestra vida personal también hacemos algo similar. Cuando no tenemos claridad respecto a nuestro verdadero propósito en la vida, en otras palabras, cuando no tenemos una idea clara de nuestras metas, nuestras aspiraciones y nuestros valores, creamos nuestros propios juegos sociales y caemos en ellos a tal punto que nos terminamos alejando totalmente de nuestro propósito principal.
  2. Todo es bueno (lo cual es malo). Los equipos sin propósito se quedan sin líderes. Sin una dirección clara, las personas van tras las cosas que contribuyen a sus propios intereses a corto plazo, sin darse cuenta de en qué sentido sus actividades contribuyen (o, en algunos casos, arruinan) a largo plazo la misión del equipo como un todo. 

Para evitar caer en este tipo de falta de claridad el autor recomienda crear objetivos esenciales, que no tienen nada que ver con los objetivos S.M.A.R.T. Más bien se refiere a que nuestros objetivos sean significativos y memorables. “Si se hace de forma correcta, un objetivo esencial es una decisión que sienta las bases de mil decisiones posteriores.”

Paso 2 – Atrévete

Todo este capítulo está dedicado al sutil arte de decir que “no” y sobre lo que ya te venía contando en párrafos anteriores, en general la sociedad no acepta un “no” por respuesta, lo que despierta en nosotros un miedo innato a la incomodidad social. El hecho es que los seres humanos estamos programados para querer llevarnos bien con los demás. Después de todo, hace miles de años, cuando vivíamos en tribus de cazadores recolectores, nuestra supervivencia dependía de ello. Y, aunque cumplir lo que las personas de un grupo esperan de nosotros (lo que los psicólogos denominan conformidad normativa) ya no es cuestión de vida o muerte, el deseo sigue estando profundamente arraigado en nosotros.

Por esa razón el autor nos sugiere pensar en una serie de cuestiones para poder sentirnos más confiados y tranquilos a la hora de decir “no”, cada punto contiene una pequeña reflexión mía.

  1. Separa la decisión de la relación. No porque le digas a alguien que no significa que no lo quieres o valoras.
  2. Decir que “no” no siempre significa usar explícitamente la palabra no. Existen mil maneras de decir que no (algunas de ellas vienen en el libro incluso vienen consejos de cómo decir que no a tus superiores, jefes o colegas).
  3. Enfócate en la concesión. Piensa en el costo de oportunidad no en lo que “pierdes” al decir que no.
  4. Decir que no es intercambiar la popularidad por respeto. Quizás al decir que “no” no serás el más popular pero sí el más respetado, sobre todo, la gente tendrá claro que tu tiempo es invaluable y lo tomarán en serio.
  5. Un “no” claro puede ser más elegante que un “sí” vago y sin compromiso. Recuerda que si le dices que si a todo, no darás lo mejor de ti en cada cosa lo que terminará dando una mala impresión sobre ti y tú trabajo.

Paso 3 – Líbrate de los compromisos

Ganas más cuando reduces tus pérdidas, aunque esto puede parecer obvio pocas veces lo usamos a nuestro favor, nos enrolamos en compromisos que realmente no queríamos hacer pero nos dio pena decir que “no”.

Hay muchas explicaciones para actuar de esa forma, sin embargo, cuando comienzas a convertirte en una persona esencialista comienzas a detectar las trampas de los compromisos:

  1. Efecto de donación. En este punto el autor nos habla sobre un estudio que demuestra el poder del efecto donación, Daniel Kahneman, investigador que obtuvo el premio Nobel, y sus colegas dieron al azar tazas para café a la mitad de los sujetos de un experimento. A los del primer grupo les preguntaron por cuánto estarían dispuestos a vender su taza, mientras que a los del segundo grupo les preguntaron cuánto estarían dispuestos a pagar por ella. Resultó que los estudiantes que eran “dueños” de las tazas se negaron a venderlas por menos de 5.25 dólares, mientras que quienes no tenían taza estaban dispuestos a pagar de 2.25 a 2.75 dólares. En otras palabras, el simple hecho de la posesión hacía que los dueños de las tazas valorarán los objetos mucho más y que estuvieran menos dispuestos a deshacerse de ellos.
    En cuanto a tu vida, piensa en un libro que está en el librero y que no has leído en años, en un electrodoméstico que sigue en la caja o en el suéter que te regaló la tía, pero que nunca usas. Sea o no que uses o disfrutes de estas cosas, subconscientemente, el simple hecho de que son tuyas hace que las valores mucho más que si no te pertenecieran.
    Por desgracia, tenemos esta tendencia en lo que respecta tanto a actividades no esenciales como a pertenencias. El proyecto que no está yendo a ningún lado en el trabajo parece mucho más fundamental cuando formamos parte del equipo líder. 
  2. Admite el fracaso antes de comenzar con el éxito. ¿Alguna vez te has perdido por no usar Google Maps pero no quieres aceptarlo y prefieres dar mil vueltas antes que admitir que te equivocaste? Sólo cuando admitimos un error al habernos comprometido con algo podemos lograr que el error sea parte de nuestro pasado.
  3. Deja de intentar encajar. Deja de esforzarte en ser lo que no eres, acepta tu singularidad y úsala a tu favor.
  4. Sé consciente de la tendencia del status quo. Para este punto voy a darte un ejemplo claro:
    https://www.youtube.com/watch?v=aaAqNXsW9A4
    No hagas lo que los demás hacen solo porque ves que lo hacen, no porque los demás no hayan aprendido a decir “no” significa que está mal.
  5. Aplica el presupuesto base cero. Puedes aplicar el presupuesto base cero a tus propias tareas. En lugar de intentar presupuestar tu tiempo a partir de los compromisos que ya tienes, supón que no hay nada sobre la mesa. Todos tus compromisos previos han desaparecido. Luego, comienza de la nada, pregúntate qué agregarás hoy. Puedes hacerlo con todo, desde tus obligaciones financieras hacia proyectos con los que estás comprometido, hasta tus relaciones personales. Cada uso de tiempo, energía o recursos se tiene que justificar. Si ya no encaja, elimínalo por completo.
  6. Deja de hacer compromisos triviales. El mundo no se va a acabar si no vas a la junta, si no tomas la llamada, si no contestas el mensaje, si no vas a la boda, etc.
  7. Haz una pausa antes de hablar. Antes de dar una respuesta o confirmar siempre pregúntate “¿Esto es realmente esencial?”
  8. Supera el FOMO. Nada que no sea esencial valdrá tanto como lo que sí. Si ya hiciste planes con tu familia y te dicen que hay una junta es más factible que te arrepientas en un futuro de no haber estado con tu familia que de no haber estado en la reunión, además sé honesto, la mayoría de las reuniones a las que asistes podrían haber sido un tuit o un mail o un mensaje por WhatsApp.

Paso 4 – Edita

Editar ayuda a poner más fácilmente en práctica el esencialismo, ya que se deja a un lado cualquier asunto distractor, innecesario o incómodo. O, como dijo un editor de libros: “Mi trabajo es hacer lo más sencilla posible la vida del lector. La meta es ayudar al lector a comprender lo más claramente posible el mensaje o lección principal.”

No sé si lo sabías (yo no) pero la palabra decisión significa literalmente “cortar” o “matar”. Dado que, en última instancia, tener menos opciones es lo que permite que una decisión sea “más atractiva para los ojos y el cerebro”, debemos crear la disciplina de deshacernos de opciones o actividades que pueden ser buenas, o incluso muy buenas, pero que se interponen en nuestro camino. Sí, tomar la decisión de eliminar algo bueno puede ser doloroso. Sin embargo, posteriormente, cada corte produce alegría; tal vez no en ese momento, pero más adelante, cuando nos damos cuenta de que cada momento adicional que ganamos se puede utilizar para algo mejor. Ésta puede ser una de las razones que llevó a Stephen King a escribir lo siguiente: “Escribir es humano, editar es divino.”

Para profundizar en este tema te sugiero que leas el artículo:

https://093.5ee.mwp.accessdomain.com/2021/05/restar-suma-mas-que-anadir/

Paso 5 – Limita

Los no esencialistas tienden a concebir los límites como restricciones o limitaciones, cosas que se interponen en el camino de su vida hiper productiva. Para un no esencialista, establecer límites es señal de debilidad. Si son lo suficientemente fuertes, tal como ellos piensan, entonces no necesitan límites. Pueden lidiar con todo. Pueden hacerlo todo. No obstante, al no tener límites, quieren hacer tantas cosas a la vez que tarde o temprano se vuelve prácticamente imposible poder terminar alguna cosa.

Los esencialistas, por otro lado, ven los límites como una forma de adquirir poder. Reconocen que los límites protegen su tiempo para que no sea secuestrado y, a menudo, los liberan del agobio de tener que decir que no a aquellas cosas que impulsan los objetivos de los demás, en lugar de los propios. Saben que los límites claros les permiten eliminar proactivamente las peticiones y los obstáculos de los demás, que los distraen de lo verdaderamente esencial.

Recuperada del libro: Esencialismo

Algunas reglas propuestas por el autor que te pueden ayudar en este punto son:

  1. No le quites a la gente sus problemas. A esto Nassim Nicholas Taleb le llama “intervencionismo ingenuo” significa que a veces en nuestra intención de ayudar entorpecemos los procesos de aprendizaje de las personas.
  2. Los límites son una fuente de liberación. Esto lo aprendí en un curso con Saskia de Winter, recuerdo que su frase fue “Tú le enseñas a la gente cómo tratarte”, a partir de este momento nadie me ha vuelto a tratar mal, esto fue porque aprendí a poner límites a decir cuando no estoy de acuerdo, cuando no me gusta cçomo me tratan o la forma en la que me hablan. Cuando no establecemos límites claros en nuestras vidas, podemos terminar confinados dentro de los límites que otros han establecido por nosotros. 
  3. Encuentra lo que para ti es inadmisible. En el caso de Blackbot por ejemplo, tenemos muy claro que NUNCA trabajaremos con Coca-Cola porque para nosotros es inadmisible la forma en la que hacen las cosas, mismas que conocemos de cierto porque estuvimos ahí, cuando entiendes lo que es inadmisible, te rodeas de personas, proyectos y colaboraciones que no solo están alineadas sino que te permiten aprender y prosperar en todos los sentidos porque no pierdes tiempo aceptando proyectos que no solo te quitan el tiempo sino que te consumen el alma.
  4. Establece contratos sociales. Vuelvo al punto de cuando Blaxkbot se convirtió en una empresa que solo trabaja 4 días a la semana, es un contrato social que ya todos aceptaron gracias a un proceso de planificación muy bien pensado y ejecutado.

Parte 5 – Ejecuta 

Esta es la última parte del libro y consta de seis pasos que narraré a continuación.

Paso 1 – Amortigua

Dados mis sesgos profesionales sobre prospectiva yo a este paso le pondría más “Anticipa” que amortigua porque al final del día a lo que se refiere el autor es a tener la capacidad de esperar lo inesperado.

Los no esencialistas siempre tienden a adoptar la postura del mejor escenario posible. Todos conocemos a personas así, que continuamente subestiman cuánto tiempo les va a tomar hacer algo: “Esto sólo me va a tomar cinco minutos” o “Para el viernes, ya habré terminado ese proyecto” o “Sólo me va a tomar un año escribir mi ópera prima”. Sin embargo, inevitablemente, esas cosas toman más tiempo, algo inesperado sucede, la tarea termina siendo mucho más demandante de lo que se había previsto o el cálculo fue demasiado optimista desde un inicio. Cuando esto pasa, se abandonan al problema, y los resultados son los que pagan las consecuencias. Quizá pasan noches en vela para lograrlo. Quizá toman atajos, entregan un proyecto incompleto o, peor aún, fracasan por completo. O quizá dejan que alguien más del equipo haga todo el trabajo por ellos. De cualquier manera, no consiguen ejecutar a su máximo nivel.

La forma de proceder del esencialista es diferente. El esencialista mira hacia adelante. Planea. Se prepara para las diferentes contingencias. Espera lo inesperado. Crea un amortiguador que lo prepara para lo imprevisto; así, se da a sí mismo un margen de maniobra para cuando las cosas pasan, como inevitablemente sucede.

El autor cierra este capítulo con tres acciones, mismas a las que les agregué un poco de mi “cosecha”:

  1. Recurre a una preparación extrema. ¿Sabes que es un prepper?
    https://www.youtube.com/watch?v=7FTv06szcW0
  2. Agrega el 50% a tu tiempo estimado. De la variedad de explicaciones de por qué subestimamos la cantidad de tiempo que nos tomará hacer algo, creo que la presión social es la más interesante. Un estudio concluyó que si la gente hiciera de manera anónima el cálculo de cuánto tiempo les tomaría terminar un trabajo, ya no serían culpables de cometer la falacia de la planeación. Esto implica que a menudo en realidad sabemos que podemos hacer las cosas en determinado lapso de tiempo, pero no queremos admitirlo ante nadie.
    Por las razones que sea, el resultado es que tendemos a estar más retrasados de lo que decimos que vamos a estar: retrasados para las reuniones, retrasados para entregar las cosas en el trabajo, retrasados para pagar nuestras cuentas, etcétera. Por lo tanto, la ejecución se vuelve frustrante cuando pudo haberse llevado a cabo sin problemas.
    Una manera de protegernos contra esto es simplemente agregar un amortiguador del 50 por ciento a la cantidad de tiempo que calculamos que nos tomaría terminar una tarea o un proyecto (si el 50 por ciento te parece demasiado generoso, piensa en la frecuencia con la cual las cosas nos toman 50 por ciento más de lo esperado).”
  3. Planea escenarios. Por cierto si quieres aprender a hacerlo muy bien, recuerda que tenemos este taller: Futuros alternativos.

Paso 2 – Resta

Aristóteles habló de tres tipos de trabajo, aunque en nuestro mundo moderno sólo tendemos a destacar dos. El primero es el trabajo teórico, cuyo fin último es la verdad. El segundo es el trabajo práctico, cuyo objetivo es la acción. Sin embargo, hay un tercero: el trabajo poiético. El filósofo Martin Heidegger describió la poiesis como “crear o lograr”. Este tercer tipo de trabajo es la manera esencialista de aproximarse a la ejecución:

Un esencialista produce más (logra más) eliminando más en lugar de haciendo más.

A menudo no nos tomamos el tiempo de pensar detenidamente cuáles son los esfuerzos que van a producir resultados y cuáles no. Sin embargo, incluso cuando lo hacemos, es más fácil pensar en la ejecución en términos de suma que de resta.

De nueva cuenta te sugiero que leas este artículo: Restar suma más que añadir.

Para poder restar el autor nos sugiere ejecutar los siguiente tres pasos:

  1. Ten clara la meta esencial. No podemos saber qué obstáculos eliminar hasta que no tengamos claro cuál es el resultado deseado. Cuando no sabemos qué es lo que en realidad estamos tratando de lograr, cualquier cambio es arbitrario. Entonces, pregúntate: “¿Cómo sabremos cuando hayamos terminado?”
  2. Identifica al excursionista más lento. En lugar de saltar directamente sobre el proyecto, tómate cinco minutos para pensar. Pregúntate: “¿Cuáles son todos los obstáculos que se interponen entre mi persona y la culminación de este trabajo?” y “¿Qué me está deteniendo para terminarlo?” Haz una lista de esos obstáculos. Puede incluir: no tener la información que necesitas, tu nivel de energía, tu deseo de perfección. Jerarquiza las prioridades de la lista usando la pregunta: “¿Cuál es el obstáculo que, si se eliminara, haría que la mayoría de los otros obstáculos desapareciera?”
  3. Elimina el obstáculo. Digamos que tu “excursionista más lento” resulta ser tu deseo de hacer el informe perfecto. Puedes tener decenas de ideas en mente para hacer mejor el informe, pero en este caso tu meta esencial es enviar el borrador. Entonces, para eliminar el obstáculo tienes que reemplazar la idea de “Esto tiene que estar perfecto a como dé lugar” por “Algo terminado es mejor que algo perfecto”. 

Paso 3 – Progresa

En lugar de empezar a lo grande y luego explotar sin ningún resultado, salvo el tiempo y la energía desperdiciados, debemos empezar con cosas pequeñas y generar impulso para lograr hacer cosas esenciales. Entonces, podemos usar ese impulso para trabajar rumbo a la siguiente victoria, y a la siguiente, y así sucesivamente hasta que tengamos un gran avance; y, cuando lo tengamos, nuestro progreso se habrá convertido en un trabajo con tan pocos problemas y esfuerzos que ese gran avance te parecerá como un éxito obtenido de la noche a la mañana. 

Para lograr hacer evidentes nuestros progresos el autor sugiere:

  1. Concéntrate en los progresos mínimos viables. Una idea muy popular en Silicon Valley es “Algo terminado es mejor que algo perfecto”. La idea no es que deberíamos producir porquerías. La idea, es no perder tiempo con lo no esencial y simplemente tener listo el trabajo.
  2. Efectúa la preparación mínima viable. Existen dos maneras opuestas de aproximarse a una meta importante o a una fecha límite. Puedes empezar pronto y trabajar poco o empezar tarde y trabajar mucho. “Tarde y trabajar mucho” significa hacerlo todo en el último minuto: desvelarte trabajando toda la noche y “lograr terminar”. “Pronto y trabajar poco” significa empezar lo antes posible con el mínimo posible de tiempo invertido.
  3. Progresos visualmente recompensados. Existe algo poderoso en la idea de medir visualmente el progreso hacia una meta. No te quedes atrás y aplica esta misma técnica a tus propias metas esenciales, en casa o en el trabajo.

Para esta parte te sugiero que descargues de manera gratuita nuestra Katana

Paso 4 – Fluye

La manera de proceder del no esencialista es pensar que las cosas esenciales sólo se logran cuando se fuerzan. Esa ejecución es una cuestión de esfuerzo puro y en solitario. Tú trabajas para que el logro se dé. Presionas para que suceda.

La manera de proceder del esencialista es diferente. El esencialista diseña una rutina que permite lograr lo que ha identificado como esencial; es decir, su posición preestablecida. Por supuesto que en ocasiones un esencialista también tiene que trabajar duro, pero con la rutina correcta echada a andar, cada esfuerzo produce resultados exponencialmente mejores.

Para esto, de acuerdo al autor, hay que tener una rutina correcta, misma que requiere de los siguientes pasos:

  1. Reconoce tus detonadores. En una entrevista acerca de su libro El poder de los hábitos, Charles Duhigg dijo que “en los últimos quince años, mientras hemos aprendido cómo funcionan los hábitos y cómo pueden cambiarse, los científicos han explicado que cada hábito está constituido por una señal, una rutina y una recompensa. La señal es un detonador que le dice a tu cerebro que vaya en piloto automático y qué hábito usar. Luego, está la rutina (el comportamiento en sí mismo) que puede ser físico, mental o emocional. Por último está la recompensa, la cual ayuda a tu cerebro a descifrar si vale la pena recordar para el futuro ese hábito en particular. Con el paso del tiempo, ese círculo: señal, rutina, recompensa; señal, rutina, recompensa, se vuelve más automático conforme la señal y la recompensa se van interconectando neurológicamente.
    Esto significa que, si queremos cambiar nuestra rutina, no debemos cambiar realmente el comportamiento. Más bien, debemos encontrar la señal que está detonando la actividad o el comportamiento no esencial y hallar una manera de asociar ese mismo detonador a algo que sea esencial. 
  2. Crea nuevos detonadores. Si la meta es crear algún cambio de comportamiento, no sólo estamos confinados a nuestras señales existentes; podemos crear nuevas señales para detonar la ejecución de alguna rutina esencial.
  3. Haz las cosas más difíciles primero. Utiliza los consejos anteriores para desarrollar una rutina que te permita convertir tu tarea más difícil del día en tu primera actividad de la mañana. 
  4. Combina tus rutinas. Es verdad que hacer las mismas cosas a la misma hora, día tras día, se puede volver aburrido. Para evitar este tipo de fatiga de la rutina, no hay razón para que no tengas rutinas diferentes para días diferentes de la semana. Jack Dorsey, cofundador de Twitter y fundador de Square, tiene un enfoque interesante para su rutina semanal. Ha dividido su semana en temas. El lunes es para reuniones de negocios y trabajo de “gestión de la compañía”. El martes es para el desarrollo de productos. El miércoles es para marketing, comunicaciones y crecimiento. El jueves es para desarrolladores y socios. El viernes es para la compañía y su cultura. Esta rutina ayuda a generar tranquilidad en medio del caos de una empresa de reciente creación que ha logrado un gran crecimiento.
  5. Enfrenta tus rutinas una por una. Para obtener grandes resultados debemos empezar por cosas pequeñas. Por lo tanto, empieza con un solo cambio en tu rutina diaria o semanal y luego construye tu progreso a partir de él.

Paso 5 – Concéntrate

Ésta es quizás la parte del libro con la que no estoy tan de acuerdo, se trata de concentrarse única y exclusivamente en el presente, por un lado entiendo que lo dice desde el punto de vista de no desperdiciar el tiempo pero por el otro me parece desobligado el no pensar en el futuro ya que si bien el futuro no existe no por ello significa que no debe importarnos, por el contrario, si queremos que las cosas cambien debemos comenzar imaginando diferentes futuros.

En lo que sí estoy de acuerdo es en la parte de permitirnos tomar pausas. Thich Nhat Hanh, el monje budista zen de Vietnam a quien suele llamarse “el hombre más calmado del mundo” ha pasado toda una vida explorando cómo vivir en el kairós, aunque con un nombre diferente. Ha enseñado esto bajo los nombres de “atención enfocada” o mantener una “mente de principiante”. Escribió:

“La atención enfocada te ayuda a regresar al presente. Y cada vez que estás ahí y reconoces que tienes una condición de felicidad, entonces la felicidad llega.”

Esta concentración para estar en el momento afecta la manera en la que Nhat Hanh hace todo. Se toma una hora completa para tomar una taza de té con los otros monjes todos los días. Explica: “Imagina que estás tomando una taza de té. Cuando sostienes tu taza, puede que quieras inhalar, llevar tu mente de vuelta a tu cuerpo y así te vuelves completamente presente. Y cuando estás en realidad ahí, hay algo más que también está ahí, la vida, representada en una taza de té. En ese momento eres real y la taza de té es real. No estás perdido en el pasado, en el futuro, en tus proyectos, en tus preocupaciones. Eres libre de todas esas aflicciones. Y, en ese estado de ser libre, disfrutas tu té. Ése es el momento de felicidad y de paz.”

¿Cuánto tiempo te tomas para tu rutina de higiene bucal? ¿Cuánto tiempo te tomas para ducharte? ¿Cuánto tiempo te tomas para comer?

Paso 6 – Sé

Hay una gran diferencia entre ser un no esencialista que aplica prácticas esencialistas y ser un esencialista que de manera ocasional retrocede hacia algunas prácticas no esencialistas. La pregunta es: “¿Cuál es tu especialidad y cuál es tu práctica secundaria?” La mayoría de nosotros tenemos un poco de esencialistas y un poco de no esencialistas pero la pregunta es: ¿cuál de ellos eres tú en esencia?

Rescatada del libro: Esencialismo

La gente que lleva el Esencialismo en su esencia obtiene mucho más de su inversión que aquellos que sólo lo absorben a nivel superficial. De hecho, los beneficios se vuelven acumulativos. Cada elección que hacemos para buscar lo esencial y eliminar lo no esencial se construye a sí misma, haciendo que esa elección se vuelva cada vez más habitual hasta que prácticamente se convierte en algo natural. Con el tiempo, esa esencia interna se expande hacia fuera hasta que eclipsa casi por completo la parte de nosotros que aún sigue atrapada en lo no esencial.

Si te das la oportunidad de adoptar por completo el Esencialismo —de vivirlo en realidad, en todo lo que haces, tanto en la casa como en el trabajo—, se puede volver parte de la manera en la que ves y entiendes el mundo. Puedes cambiar tan profundamente tu forma de pensar que las prácticas del Esencialismo que plantea el autor, y muchas otras que tú irás desarrollando, se volverán naturales e instintivas.

Al final del día:

“La vida de un esencialista es una vida de significado. Es una vida que de verdad importa.”

¿Estás listo para ser un esencialista?

Fernanda Rocha
Fernanda Rocha
Directora de Futuros de Blackbot. Especialista en Futuros y Prospectiva. +10 años de experiencia como consultora en diseño estratégico e innovación. +10 años de experiencia impartiendo clases, sesiones, talleres, etc., alrededor de los temas: innovación, diseño estratégico, creatividad, negocios y futuros.

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