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La importancia de la improvisación

A medida que avanzamos en el tiempo, los creadores solitarios son cada vez más raros, ya que los equipos y grupos dentro de las organizaciones se convierten en el modo dominante a través del cual se trabaja y se crea.

Esto ha dado pie a que muchos líderes comiencen a prestar atención a la creatividad organizacional en los últimos años. Cabe señalar que la investigación sobre la creatividad comenzó en el ámbito psicológico, con la visión tradicional del proceso creativo derivado de Graham Wallas y su obra «The art of thought»

En ella, propuso las cuatro etapas de la creatividad: 

  1. Preparación: En la que se detecta el problema a resolver, y se identifican los datos pertinentes
  2. Incubación: En la que el problema se “deja solo” durante un tiempo mientras la mente inconsciente trabaja en él
  3. Iluminación: En la que la idea o solución aparece repentinamente
  4. Verificación: En la que la idea o solución se prueba contra de criterios de aceptabilidad

Las teorías posteriores han presentado variaciones sobre estas ideas. En algunos, la incubación juega un papel prominente; en otros, se combina con la iluminación en un paso de generación de ideas. En general, las teorías que abordan el proceso creativo incluyen etapas distintas, en secuencia, pasando de entender el problema, al desarrollo de soluciones creativas y seleccionar entre las soluciones alternativas. 

Este enfoque estándar se conoce como creatividad compositiva, y parece capturar adecuadamente muchos casos de creatividad en las organizaciones, como la creación de nuevos productos a través de un riguroso proceso planeado cuidadosamente. Sin embargo, hay otra forma de proceso creativo, un proceso en el que hay poca evidencia de etapas o pasos a lo largo del mismo. 

Este tipo de creatividad se conoce como creatividad de improvisación. Dicha creatividad condensa muchas de las etapas del modelo tradicional con la diferencia de que se coloca mucho énfasis en la improvisación y para improvisar, los actores deben identificar simultáneamente nuevos desafíos y generar respuestas, con poco o ningún tiempo para prepararse. 

De hecho, el proceso de improvisación es un solo paso: se genera una respuesta y se ejecuta. La preparación debe realizarse previamente, fuera del marco de acción. Aunque está claro que existen diferencias significativas entre los procesos de composición y de improvisación, debemos delinear claramente los dos procesos para resaltar sus diferencias. 

En la literatura sobre la creatividad musical, hay una distinción aceptada entre componer e improvisar música. El saxofonista de jazz, Steve Lacy, explica la diferencia entre la improvisación y la composición:

«La diferencia entre composición e improvisación es que en la composición tienes todo el tiempo que quieres para decidir qué decir en 15 segundos, mientras que en la improvisación solo tienes 15 segundos» 

Como señala Steve, la principal diferencia entre las dos vertientes es el tiempo disponible entre la generación y la ejecución de respuestas. 

Los teóricos y estudiosos de la administración y de las formas de liderazgo dentro de las organizaciones han comenzado recientemente a considerar el papel de la improvisación. Sin embargo, pocos han hecho vínculos explícitos con la literatura tradicional relacionada a la creatividad organizacional. 

¿Qué es la improvisación? 

La improvisación se ha definido como “el grado en que convergen en el tiempo la composición y ejecución de una acción”; “el proceso creativo y espontáneo de tratar de alcanzar un objetivo de una manera nueva”; y “la concepción de la acción a medida que se desarrolla, por una organización y/o sus miembros, aprovechando los recursos cognitivos, afectivos y sociales disponibles”. 

En cada definición, vemos el papel central de dos conceptos: la ejecución y el tiempo. La improvisación debe implicar acción y divergir, de alguna manera, de planes o diseños anteriores. De hecho, la concepción de la acción a medida que se desarrolla sólo puede desalinearse si la ejecución de la respuesta proviene de alguna manera de los planes y/o hábitos anteriores; si uno está usando un plan o un hábito, entonces la acción fue concebida antes de que se desarrollara, y el proceso no es improvisación. 

La improvisación es «creativa» en el sentido de un proceso que pretende generar algo nuevo, pero puede tener éxito o fracasar. Sobre todo, posee un elemento del cual no puede prescindir: el tiempo; todas las definiciones mencionadas anteriormente proponen que concebir (generar la respuesta) y hacer (ejecutar la respuesta) debe ser simultáneo o convergente en el tiempo. 

Si graficamos ambas dimensiones (improvisación y composición), podemos obtener:

Tanto la improvisación como la composición pueden generar nuevos productos o resultados; lo que diferencia a los dos es el tiempo entre el momento en que se concibe la acción y el momento en que se ejecuta esa acción. 

En la composición, hay claras distinciones entre cuando se genera una respuesta y cuándo se ejecuta. En la improvisación, hay poca separación: las respuestas se generan y ejecutan simultáneamente. 

La improvisación describe acciones en las que hay una alta divergencia con respecto a acciones o planes anteriores, combinadas con una baja separación temporal de la identificación de problemas, la generación de ideas y la ejecución de ideas. Así, definimos la improvisación como «acciones con alto grado de novedad (divergencia de acciones anteriores) y baja separación temporal de la concepción y ejecución».  

Nuevos modelos sobre improvisación

La relación entre la improvisación y la creatividad no está clara en la literatura existente. Algunos teorizan que los dos son conceptos superpuestos pero distintos porque muchos productos creativos no son improvisados; otros sostienen que la improvisación es un proceso creativo que pretende generar productos, pero puede o no tener éxito en la generación de un resultado novedoso y apropiado. 

Natalie Nixon es una de las autoras que considera muy en serio la improvisación, ella posee un modelo llamado 3i Creativity™ (del cual posiblemente hagamos un artículo más adelante), en donde una de las “i”, es la improvisación.

Natalie Nixon

En su libro «The Creativity Leap», Natalie toma prestados los 7 principios de liderazgo que las organizaciones pueden aprender del jazz, creados por Frank Barrett, un académico y músico de jazz, escritos extensamente en «Yes to the Mess»:

  1. Provocar competencia
  2. Aceptar los errores
  3. Utilizar estructuras mínimas para maximizar la flexibilidad
  4. Distribuir tareas
  5. Pedir prestado del pasado
  6. Pasar el rato
  7. Alternar entre seguir y liderar 

Natalie asegura que estos 7 elementos son cruciales para la improvisación, de hecho plantea que si los pudiésemos poner en práctica dentro de las organizaciones obtendríamos muchos beneficios, sobre todo ahora que, «el ritmo de vida cada vez mayor y las tasas de cambio más rápidas requieren dos cosas de nosotros: primero, incorporar más pausas y descansar para procesar la oleada de cambios; segundo, reorientarnos hacia la improvisación; así es como no solo navegamos, sino que también aprovechamos la ambigüedad. Así es como llenamos el vacío que abre la maravilla con sus pausas embarazosas al borde del descubrimiento.»

Con todo esto sobre la mesa, creemos que existen tres probables situaciones que nos permiten (u obligan) a evocar la creatividad de la improvisación: 

  1. CRISIS

Hace un par de años tuvimos la oportunidad de entrevistar a Chesley Sullenberger, mejor conocido como Sully, seguro de inicio no te suena el nombre, pero es uno de los pilotos más famosos, incluso hasta hicieron una película en su honor protagonizada por Tom Hanks. Sully se hizo famoso por su gran hazaña llevada a cabo el 15 de enero del 2009: acuatizar un avión de US Airways en mitad del neoyorquino río Hudson y así salvar la vida de 155 personas que iban a bordo.

Cuando le preguntamos a Sully cómo es que había podido improvisar y reaccionar ante tal evento él respondió:

«Me tomó 20 años improvisar en un par de minutos.»

Esta es una de las frases que nunca olvidaré.

A lo que Sully se refería es que el llevaba 20 años pilotando y enfrentándose a distintos contextos, sumado a la preparación y capacitación constante a la que personas como él están sometidas y si bien dentro de esos escenarios no estaba exactamente “qué hacer en caso de que el avión falla en el río Hudson y yo llevo 155 pasajeros a bordo”, todo ese conocimiento acumulado, más su intuición se conectaron en segundos permitiéndole tomar una decisión que no había sido permitida por la torre de control pero de la que él estaba convencido y por lo tanto, dispuesto a asumir el riesgo. 

¿Pudo haber salido mal? Sí, de hecho por esa razón estuvo bajo investigación, compararon su respuesta contra modelos algorítmicos computados y extrañamente en ninguna de esas pruebas «la máquina» hubiese tomado esa decisión porque a ojos del criterio objetivo era la peor de las decisiones.

De eso se trata la improvisación, de que conectes todos tus puntos y a partir de ellos generes una respuesta y una acción en muy corto tiempo. Entre más insights tengas, más puntos tendrás disponibles para improvisar, pero esos insights no van a surgir solo leyendo libros o escuchando conferencias, van a surgir cuando los desempolves y los pongas en práctica.

  1. OPORTUNIDADES INESPERADAS 

En 1970, el ingeniero y empresario George Hatsopoulos estaba tratando de iniciar un negocio de instrumentos dentro de su joven empresa. Tenía algunas ideas sobre algunos instrumentos de medición industriales que podría diseñar, pero no tenía aún los productos. 

En una reunión, un ejecutivo de Ford Motor Company se quejó de que el Congreso de los Estados Unidos acababa de aprobar la Ley de Aire Limpio, que exigía que todos los vehículos nuevos monitorearan y controlaran los óxidos de nitrógeno a una precisión de una parte por millón, pero en ese momento no había instrumentos disponibles para cumplir con este requisito. 

En el lugar, Hatsopoulos prometió que si Ford hacía un pedido con él, le entregaría un instrumento en tres meses que cumpliría con estos requisitos. Hatsopoulos no tenía ningún producto (ni siquiera un prototipo) pero, después de esta reunión, se corrió la voz y recibió pedidos no sólo de Ford, sino también de Toyota y Mercedes. 

Descubrió que el precio no sería una objeción para ellos, porque cada uno esperaba su propio instrumento y sabían que pronto estaría disponible. La respuesta improvisada de Hatsopoulos a esta oportunidad inesperada fue el comienzo de una gran historia de éxito corporativo: Electron Corporation, quien se convirtió en una potencia industrial durante varias décadas. Más allá del hecho de que mintió, él estaba seguro de que podría crear los instrumentos, y lo hizo, de no haber aprovechado la oportunidad quizás alguien más lo hubiera hecho y la historia sería otra.

  1. UNIR AMBAS FUERZAS CREATIVAS 

Como dije anteriormente, la creatividad de la improvisación no está peleada con la creatividad compositiva es por eso que la improvisación se puede integrar dentro de un proceso más amplio de creatividad compositiva. 

En la firma de diseño IDEO, los investigadores han descrito la importancia central de las prácticas de lluvia de ideas altamente improvisadas y con limitaciones de tiempo dentro de todo el proceso de diseño de nuevos productos, un proceso que puede tomar varias semanas o meses. 

Un ingrediente más que facilita la improvisación

Ya mencionamos que el tiempo y la acción son los elementos cruciales para la improvisación, pero aún hay un elemento adicional para alcanzar el estatus de creatividad: la acción no sólo debe ser espontánea y novedosa, también debe ser apropiada (conectar, resolver, hacer sentir), para cumplir con la definición de creatividad. 

Una diferencia clave entre los dos tipos de creatividad es que en la improvisación, el proceso y el producto no se pueden separar. En la creatividad compositiva, el proceso de composición da como resultado algún tipo de producto, servicio o diseño, y este producto resultante se evalúa para la creatividad. 

Por ejemplo, un cuadro de Picasso que cuelga en una galería es creativo hasta el punto en el que los espectadores lo encuentran novedoso y apropiado, expresivo o estéticamente atractivo, independientemente del proceso detrás de él. 

En cambio, en la improvisación, la unidad de evaluación es el acto de crearse a sí misma: la improvisación es tanto el proceso de acción como el producto que se juzga como creativo o poco creativo. Por ejemplo, en el caso de Hatsopoulos, estamos etiquetando lo que hizo como novedoso (porque estaba lejos de la respuesta típica o esperada) y apropiado (porque respondió perfectamente a las demandas de la situación en la que se encontró). Debido a que sus acciones improvisadas respondieron a las demandas situacionales adecuadamente, pueden ser consideradas creativas. 

Por lo tanto, aquí agregamos un elemento clave que no ha sido especificado por los teóricos de la improvisación: la capacidad de respuesta a los estímulos. 

Los estímulos consisten en cualquier factor situacional relevante que sea observable en o inmediatamente antes del momento de la acción. En una banda de jazz, esos estímulos suelen ser lo que otros miembros del grupo están tocando y lo que el propio individuo acaba de tocar. Las bandas de jazz son creativas como un grupo en la medida en que responden y se ajustan a lo que los otros miembros del grupo tocan.

Incluso si las contribuciones individuales de los miembros del grupo fueran novedosas y apropiadas cuando se escucharan individualmente, el grupo no se considera una unidad creativa de improvisación a menos que los miembros del grupo se respondan entre sí.

Si graficamos dicho modelo tenemos a la improvisación creativa como «acciones que responden a estímulos, donde las acciones contienen tanto un alto grado de novedad como una baja separación temporal en la presentación de problemas, la generación de ideas y la ejecución de las mismas».

A diferencia de los modelos tradicionales de creatividad, aquí agregamos dos características distintivas: 

  1. La preparación precede al proceso de improvisación
  2. Las etapas de generación y ejecución son simultáneas

En la creatividad compositiva, la preparación podría incluir el aprendizaje de las habilidades pertinentes y la obtención de la información necesaria para realizar la tarea. Por ejemplo, cuando un equipo de agencia de publicidad está desarrollando una campaña para un nuevo cliente, investiga campañas anteriores, aprende sobre la industria y compara al cliente con sus competidores antes de comenzar a generar respuestas. 

En la creatividad de improvisación tal preparación no puede ocurrir, porque se necesita una acción inmediata. En su lugar, las personas deben construir un conjunto de soluciones que responden a diversas demandas situacionales aunque definitivamente lo hacen con el conocimiento acumulado y puesto en práctica hasta el momento.

Los músicos de jazz, por ejemplo, aprenden patrones y teorías comunes antes de saber qué canción tocarán en una jam session; las ideas utilizadas se generan y ejecutan a medida que se realizan. 

En la creatividad de improvisación, un gran número de hechos, rutinas, procesos, insights que son fácilmente accesibles y están flexiblemente organizados son muy importantes antes de la acción. A diferencia de la creatividad compositiva, esta experiencia no se puede obtener después de que se presente un problema. Debido a que la improvisación a menudo ocurre en respuesta a crisis u oportunidades inesperadas, es probable que una persona o grupo con menos experiencia improvise menos creativamente en tales situaciones. 

Es probable que una cultura que tolere errores y promueva la acción facilite la creatividad de la improvisación, para facilitar la creatividad de la improvisación, se debe adquirir la experiencia necesaria para operar con fluidez en un dominio sin adquirir también la falta de novedad que a menudo acompaña a una mayor experiencia, este es desde mi perspectiva, el mayor reto.

Quedan muchas preguntas por responder: ¿Existe una habilidad distinta relevante para la creatividad de improvisación? y, si es así, ¿es estable en todos los ámbitos? Algunos investigadores han argumentado que los aspectos del pensamiento creativo trascienden el dominio. ¿Podría esa capacidad de respuesta ser una habilidad similar? ¿Hasta qué punto, y en qué condiciones, se puede aprender? 

Al final, una cosa es cierta: las personas/organizaciones que no construyen una capacidad de respuesta de manera novedosa y apropiada a las crisis emergentes, las oportunidades inesperadas y los entornos dinámicos están y están durante los próximos años en una gran desventaja competitiva.

¿Estás listo para improvisar?

 

Fernanda Rocha
Fernanda Rocha
Directora de Futuros de Blackbot. Especialista en Futuros y Prospectiva. +10 años de experiencia como consultora en diseño estratégico e innovación. +10 años de experiencia impartiendo clases, sesiones, talleres, etc., alrededor de los temas: innovación, diseño estratégico, creatividad, negocios y futuros.

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