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¿Qué es el Diseño de Futuros?

Podría decirse que en los últimos diez años ha habido un gran auge e interés alrededor de un concepto que en español se ha traducido como “Diseño de Futuros”.

Como muchas otras palabras y conceptos que se gestan en idiomas como el inglés, a veces en su traducción surgen confusiones o malas interpretaciones. Es por eso que hay quienes dicen que la traducción de “Design Futures” más bien debería ser “futuros de diseño” (no confundir con “futuros del diseño”). Sin embargo, por alguna u otra razón, la traducción que se ha popularizado es la de “Diseño de Futuros”.

Entonces, en primer lugar, el “Diseño de Futuros” es la traducción directa al español del concepto “Design Futures”. Pero, ¿cuál es su genealogía?

El Diseño de Futuros proviene de una disciplina madre llamada “Futures Studies” o, bien, Estudios de Futuros en español.

El origen de los Estudios de Futuros se remonta a las décadas de 1940 y 1960, en pleno contexto de la Guerra Fría. Esta disciplina emergió en la intersección de varios dominios: el militar y los servicios de inteligencia gubernamental, el empresarial y el académico. Sin embargo, ninguno de estos ámbitos se apoderó totalmente de su desarrollo, lo que permitió una riqueza y diversidad en sus enfoques y metodologías.

Simplificando mucho su historia, los Estudios de Futuros se desarrollaron a partir de dos corrientes de pensamiento principales: la estadounidense y la francesa.

En el contexto de los Estados Unidos, las disciplinas de prospectiva y futurología, tanto en el ámbito de las ciencias técnicas y naturales como en el de las ciencias sociales y humanas, tuvieron su origen en el impulso por el desarrollo tecnológico como herramienta estratégica en el marco de la Guerra Fría. En este sentido, los primeros métodos y aplicaciones de gran escala fueron impulsados por el gobierno y estuvieron orientados principalmente al sector militar.

En el ámbito gubernamental estadounidense, la Rand Corporation, de origen público, se destacó significativamente. Esta institución fue pionera en la incorporación de métodos prospectivos para la planificación estratégica y la toma de decisiones en contextos de alta incertidumbre. Esta corriente estadounidense enfatizaba el uso de modelos cuantitativos y técnicas de simulación, reflejando una orientación pragmática y aplicada.

Paralelamente, en el sector empresarial, empresas como Shell y otras petroleras comenzaron a invertir en estudios de futuros, reconociendo su valor para anticipar cambios en el mercado y desarrollar estrategias a largo plazo.

Por otro lado, en Francia, las interrogantes centrales giraban en torno a la construcción de un futuro colectivo que evitara la repetición de errores del pasado, tales como el nazismo y el fascismo. En este sentido, se enfatizaba la importancia de la educación para las generaciones venideras, con el objetivo de prevenir que una minoría imponga su voluntad, restringiendo las libertades y las alternativas de desarrollo de las comunidades.

En el ámbito académico, Francia se convirtió en un epicentro del desarrollo de los Estudios de Futuros bajo el concepto de “Prospective”. Este enfoque, profundamente influenciado por las ciencias sociales, reflejaba la robustez de la academia francesa en estas áreas durante esa época. La “Prospective” no solo buscaba anticipar futuros posibles, sino también influir activamente en la construcción de futuros deseables, integrando consideraciones sociales, económicas y tecnológicas. La corriente francesa, liderada por muchas figuras, entre ellas, Gaston Berger, se caracterizaba por un enfoque cualitativo y humanista, prestando especial atención a las implicaciones éticas y filosóficas del futuro.

Los estudios de futuros son el estudio sistemático de futuros posibles, probables y preferibles, incluidas las visiones del mundo y los mitos que subyacen a cada futuro. En los últimos cincuenta años, el estudio del futuro ha pasado de predecir o pronosticar el futuro a trazar futuros alternativos, a dar forma a futuros deseados y, a veces, a anticipar la emergencia, es decir, aceptar la novedad, la incertidumbre, la complejidad y la emergencia, tanto a niveles colectivos externos como a niveles individuales internos (Masini 1993; Bell 1996; Amara 1981; Sardar 1999; Inayatullah 2000; Saul 2001).

Es importante mencionar que, como su nombre lo indica, los Estudios de Futuros constituyen un marco amplio que engloba diversas subdisciplinas. Estas subdisciplinas se dedican no solo al análisis de escenarios futuros potenciales o probables, sino también al desarrollo de metodologías de investigación para su estudio, a la exploración de estrategias para aplicar los conocimientos obtenidos a fin de generar cambios, y a la transferencia efectiva de conocimiento a diversos actores y actantes.

Además, es importante comprender que “Futuros” está en plural porque no existe un futuro único, sino una multiplicidad de futuros potenciales. La complejidad inherente a la realidad, con un sinnúmero de variables en constante interacción, hace que, como menciona James Dator (2019), el futuro no exista. Es por eso que, en este sentido, el enfoque fundamental consiste en discernir las señales de futuros emergentes que se manifiestan en el presente. 

A partir de estas señales (de cuya clasificación hablaremos en otro artículo), se pueden explorar las narrativas y escenarios que podrían materializarse en el futuro. La configuración de estos futuros potenciales se encuentra en constante evolución, moldeada por las innumerables decisiones que tomamos diariamente.

Entonces, siguiendo con la genealogía del “Diseño de Futuros”, con la información anterior, quizás sea más fácil intuir que la disciplina resulta del matrimonio entre los “Futuros” –como se le conoce de manera informal a los Estudios de Futuros– y el diseño (Candy, 2010). 

Dicho esto, ahora sí, podemos pasar a mencionar las tres disciplinas dedicadas al futuro desde el punto de vista del diseño:

Diseño especulativo

El diseño especulativo, tal y como lo plantean Dunne & Raby (2013) en su obra Speculative Everything, hunde sus raíces en el diseño crítico y en el concepto del diseño-objeto. Su enfoque y objetivo primordial recaen en el objeto en sí mismo, en la creación de un artefacto que, a través de sus propiedades diegéticas o narrativas, expone potenciales futuros a los que este objeto podría pertenecer. El objetivo último es generar debate y reflexión en el espectador o usuario.

Si bien comúnmente se asocia el diseño especulativo con objetos de carácter casi artístico, exhibidos en galerías o museos, su aplicación como metodología ha despertado un creciente interés en el ámbito empresarial. En este contexto, el diseño especulativo se presenta como una alternativa o complemento al prototipado tradicional, permitiendo la exploración de ideas de mercado más creativas e innovadoras. 

Adicionalmente, su potencial como herramienta de prospectiva brinda a los altos directivos la oportunidad de reflexionar estratégicamente a partir del objeto mismo, en lugar de hacerlo a través de escenarios futuros escritos o informes.

Como su nombre lo indica, el diseño especulativo se caracteriza por su naturaleza exploratoria y abierta, utilizando hipótesis como herramientas para la creación de críticas y reflexiones.

Diseño ficción

El diseño-ficción, en contraste con el diseño especulativo, se centra principalmente en el proceso creativo en sí mismo. Este proceso actúa como catalizador para generar preguntas relevantes, descubrir conocimientos reveladores y reordenar la información del entorno de manera innovadora. A diferencia del “Design Thinking”, el diseño-ficción no se limita a un método único, sino que adopta una naturaleza flexible y adaptable.

A pesar de su relativa juventud, el diseño-ficción ha ganado un terreno considerable en el ámbito organizacional, aunque aún permanece en cierta medida como una disciplina poco conocida. Sin embargo, su alcance no se limita al proceso creativo, ya que puede culminar en la elaboración de entregables tangibles, como prototipos de objetos, videos (por ejemplo, anuncios ficticios de productos) o conceptos visionarios sobre futuros potenciales. Cabe destacar que el debate y el trabajo colaborativo continúan incluso después de la finalización del proceso de diseño-ficción.

Futuros experienciales

Los futuros experienciales, o “Experiential Futures”, guardan una estrecha relación con el diseño especulativo, pero se distinguen por su énfasis en la creación de experiencias envolventes que van más allá de la mera presentación de un objeto. Su objetivo es generar una experiencia inmersiva que invite a la participación del público, combinando diversos elementos como objetos, decoración, sonidos y olores para transportar a los participantes a un universo específico. Esta experiencia busca estimular la reflexión y el debate sobre la deseabilidad, conveniencia y otras implicaciones de los futuros potenciales que se presentan.

Si buscásemos un gráfico que represente de una forma más evidente la interrelación de todas estas disciplinas, nos encontraríamos con el diagrama realizado por Elliot P. Montgomery de Extrapolation Factory:

Como se aprecia en el gráfico, el Diseño de Futuros emerge como un campo de estudio que se posiciona en la intersección de la estrategia, los Estudios de Futuros, el diseño especulativo y el diseño como disciplina general. Esta posición estratégica le permite integrar perspectivas y metodologías diversas para abordar la complejidad inherente a la planificación y el diseño de futuros deseables.

Sin embargo, es importante mencionar que existen otras disciplinas que tienen acercamientos al futuro, entre ellas podríamos destacar al Diseño Transicional y al Diseño Estratégico.

El Diseño Transicional se centra en la implementación de estrategias abductivas y adaptativas para guiar la transición hacia un futuro sostenible desde una perspectiva ecológica y social. Su enfoque radica en la transformación de la mentalidad de los diseñadores y en la aplicación de herramientas prospectivas como la proyección de escenarios de futuros, el backcasting y el análisis de drivers y tendencias para una mejor planificación.

Por otro lado, el Diseño Estratégico se orienta a intervenir en procesos y relaciones, incluyendo servicios y experiencias, con el objetivo de generar transformaciones significativas. El libro Dark Matter and Trojan Horses de Dan Hill se considera una referencia importante en este campo.

Cabe destacar que, en otras áreas del diseño, como el Diseño de Servicios, el Diseño de Negocios y el Design Thinking, también existe un creciente interés por la incorporación de herramientas prospectivas, particularmente el Strategic Foresight, para el desarrollo de escenarios de futuro. La aplicación de estas herramientas permite a los diseñadores intentar diseñar de forma más estratégica, tomando decisiones más informadas.

Entonces, ¿el “Diseño de Futuros” es diseñar el futuro?

No precisamente, ya que el futuro no es un destino predeterminado, sino una construcción social que se configura a partir de nuestras acciones, decisiones e interacciones en el presente. Es decir, las ideas, valores y creencias moldean las posibilidades futuras, y si bien las acciones que tomamos hoy dan forma al mundo del mañana, es imposible para el diseñador incidir o tener influencia en todas esas fuerzas ya que el futuro no es un lugar al que llegamos, sino un camino que se construye colectivamente.

Sin embargo, sí que podemos incidir en el futuro a través del diseño porque, al final del día, el diseño siempre tiene que ver con el futuro. Las prácticas de diseño aportan cosas nuevas a un mundo que antes no existía. Políticas, actividades, productos y servicios, sin importar lo que estemos diseñando, desde el momento en que identificamos un problema hasta el momento en que implementamos una solución, el tiempo avanza. En este sentido, todo diseño es para el futuro (Stuart Candy, 2020).

De este modo, las herramientas que nos ofrecen tanto el diseño como los Estudios de Futuros nos permiten explorar y visualizar diferentes futuros posibles. Si bien no podemos predecir con certeza qué sucederá, estas herramientas nos ayudan a comprender las señales actuales, identificar potenciales desafíos y oportunidades, e imaginar futuros deseables. Al anticiparnos al futuro, podemos tomar decisiones más y mejor informadas, aumentar las posibilidades de ver realizados nuestros futuros preferibles, pero, sobre todo, visualizar distintos escenarios con la intención de intervenir crítica y estratégicamente en el presente.

Bibliografía

Amara, R. (1981), “The Futures Field: Searching for Definitions and Boundaries”, The Futurist, 15(1):25-29.

Bell, W. (1996). The foundations of futures studies: Human science for a new era: History, purposes, and knowledge. Transaction Publishers.

Candy, S. (2010). The Futures of Everyday Life: Politics and the Design of Experiential Scenarios (Publication No. 3429722) [Doctoral dissertation, University of Hawai’i at Manoa]. ProQuest Dissertations.

Dator, J. (2019). What futures studies is, and is not. In J. Dator (Ed.), Jim Dator: A noticer in time: Selected work (Vol. 1967–2018, pp. 3–5). Springer International Publishing.

Dunne, A., & Raby, F. (2013). Speculative everything: Design, fiction, and social dreaming. MIT Press.

Inayatullah, S. (Ed.). (2000). The views of futurists. The Knowledge Base of Futures Studies 4 [CD-ROM]. Futures Study Centre.

Masini, E. (1993). Why futures studies? Grey Seal.

Sardar, Z. (Ed.). (1999). Rescuing all of our futures: The futures of futures studies. Adamantine Press.

Saul, P. (2001). This way to the future. Journal of Futures Studies, 6(1), 107–120.

Fernanda Rocha
Fernanda Rocha
Directora de Futuros de Blackbot. Especialista en Futuros y Prospectiva. +10 años de experiencia como consultora en diseño estratégico e innovación. +10 años de experiencia impartiendo clases, sesiones, talleres, etc., alrededor de los temas: innovación, diseño estratégico, creatividad, negocios y futuros.

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